Murtaja Qureiris fue detenido por primera vez en 2011, cuando tenía 10 años, mientras participaba en una protesta junto a otros chicos a favor de los derechos humanos en Arabia Saudita . Una marcha en la que todos los chicos recorrieron las calles subidos a sus bicicletas y que ahora le podría costar la vida al joven Qureiris.

Aquella protesta ocurrió durante la «primavera árabe», pero no fue hasta tres años más tarde, cuando la policía lo arrestó mientras viajaba con su familia a Bahrein. Tenía 13 años y pasó los últimos cuatro en prisión preventiva, más de uno en régimen de aislamiento, esperando alcanzar los 18 para ser ejecutado.

Arabia Saudita lo acusa de pertenecer a un «grupo terrorista extremista». Una acusación habitual en un país que calificó en varias ocasiones las manifestaciones pacíficas de violentas.