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Celebra 67 años en el trono la Reina Isabel 

Solamente tenía 25 años de edad cuando asumió el cargo, pero la reina Isabel II ha sabido mantener el poder durante 67 años ininterrumpidos. El vestido que usó sigue siendo motivo de discusión, debido a la historia que engloba.

Fue el diseñador Norman Hartnell el elegido para esta labor, pues la Corona británica había quedado fascinada con el vestido de novia que creó para que la entonces princesa se presentara frente al altar anteriormente.

Prenda histórica

Hartnell tuvo que pasar ocho meses investigando y realizando el trabajo artesanal que conllevó la edificación con la que la joven princesa se convirtió en uno de los iconos de poder más longevos que ha tenido el gobierno inglés.

La apariencia que tuviera la reina era de mucha importancia y pudo costarle toda la carrera al diseñador, pues era la primera vez que se iba a realizar una ceremonia de este tipo ante todo el mundo.

Para la coronación estaba planificado que las señales televisivas transmitieran el suceso en 44 idiomas diferentes y 20 millones de personas pudieran ver cómo se cambiaba de mando en el Reino Unido.

¿Cómo lo hizo?

Los materiales usados en la confección de esta prende fueron hilos de plata y oro, los cuales fueron combinados con seda de satín. Estos elementos se exigieron para que se guardara el mismo estilo que se había abordado durante la creación del vestido de novia de Isabel II.

Además es esto, se colocaron incrustaciones de perlas y cristales. La creatividad de Hartnell no quedó ahí, pues colocó un elemento sin decírselo a la reina: un trébol de cuatro hojas situado al costado izquierdo de la falda y el cual se debió a que el diseñador quería que la monarca tuviera suerte.

Sólo para ocasiones importantes

Pese a que es de las prendas favoritas de la reina, solamente lo ha usado seis veces en eventos reales, dentro de los que destaca la Solemne Apertura de las Cortes Generales en 1954.

Esta pieza es tan importante para la monarca que, de acuerdo con Pamela Hicks, dama de compañía de la reina, cuando viajaba en barco, la prenda debía tener su propio camarote.