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Justin Bieber contra el racismo y división en su Justice Tour

Seguir en la biebermanía no requiere de cierta edad, tampoco es obligatorio compartir las mismas creencias, sólo estar en los momentos más oscuros, confusos, inesperados, como sucedió anoche en el Foro Sol.

Él fue muy sincero en su video introductorio, Dios dicta su camino, sus believers, las ganas de no salir corriendo. Un primer acto de Justice Tour, ante 57 mil 100 personas, protagonizado por ese mensaje salido de lo más profundo de su inconsciente, ambientado con las rolas Somebody, Hold On y Deserve You, y marcado por un “te amo con todo el corazón”, con su acento marcadísimo, pero honesto.

En pista, gradas, asientos cercanos al escenario creció una ilusión, renació en todas las veteranas seguidoras del güerito descubierto en YouTube. La pirotecnia hacía mucho más emotiva la sensación de cumplir un sueño pendiente.

Bieber puede salir como si fuera a patinar por algún sitio de Estados Unidos, y la neta el street wear es lo más cómodo para cualquier ocasión, sobre todo para él, que ha abandonado las engañosas diademas y adoptado el micrófono para mostrar que sí puede cantar y bailar al mismo tiempo.

¿Playback? Si algún día lo hizo, ya saldó la deuda con este concierto.

El segundo acto encontró la luz con Where are Ü Now, la rola que grabó con Jack Ü (Diplo y Skrillex), What Do You Mean? Y Yummi. El inmueble nunca tuvo oscuridad densa, sólo el primer acto, hubo celulares prendidos toda la noche, reflectores, flashazos, visuales animados; lágrimas, gritos, playeras desde la etapa de la rola Baby hasta su matrimonio con Hailey Rhode. Eso, estimados, es la conservación de la biebermanía por distintas generaciones.

La producción pudo no ser tan extravagante como el Purpose World Tour, sin embargo, fue más introspectivo en sus mismos actos, que permitió a la gente asimilar un poco la vida que ha tenido Justin. A pura lira y bajo, Love Yourself lo demostró. Eso sí, el ruido insoportable de hace muchos años se transformó en voces cantando bien bonito esta rola. ¿Tapones? No eran necesarios.

Los discos pandémicos Changes (2020) y Justice (2021) estaban teniendo su protagonismo pendiente, y bien apoyados por los mexicanos. La cara sonriente de agradecimiento del canadiense lo dijo todo.

A sus 28 años no está padre que alguien se sienta extraviado, mejor respaldado por gente tan apasionada, ¿no?

Para la tercera parte empezó a retroceder. Sorry, la primera, después, un poquito de interacción: “Este tour es para que sepan que todos somos iguales en un mundo lleno de división, racismo e injusticia. Pero nosotros somos el cambio por medio de la unidad. El racismo es diabólico, todos estamos juntos y nos amamos”, dijo con ayuda de un traductor al español para que a todos les quedara claro el concepto.

Hasta el cierre de esta edición, Bieber sí tenía programado cantar Baby, Boyfriend y Peaches. Estaba todo programado para completar casi dos horas de concierto.