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Por crisis de COVID-19, el hambre amenaza a más de 80 millones de personas

La crisis del coronavirus va a dejar a 83.4 millones de personas en América Latina en situación de extrema pobreza y va a hacer que aumente el hambre y la inseguridad alimentaria.

“La recesión económica mundial aumentará la pobreza y el hambre y otras formas de inseguridad alimentaria. La gran tarea que tenemos es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria”, sostuvo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El reporte elaborado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Cepal, estima que la región puede tener la mayor caída del PIB regional, lo que traerá en 2020 un aumento de la pobreza extrema de 16 millones de personas con respecto al año anterior, sumando 83.4 millones en total. 

“El impacto sobre el hambre será muy significativo, dado que, según datos de 2016-2018, ya hay 53.7 millones de personas en inseguridad alimentaria”, apunta el reporte.

Julio Berdegué afirmó que en América Latina habrá un retroceso histórico en la lucha contra el hambre y el coronavirus puede provocar lo que se ha logrado en quince años en tan sólo un par de meses. “Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual”, lamentó.

En el caso de México, Bárcena dijo que la reducción de remesas provenientes de los Estados Unidos podría exacerbar los problemas de pobreza y hambre entre las poblaciones que dependen de ellas, especialmente en las zonas rurales.

Presentan Decálogo contra la pobreza

Ante el escenario planteado los organismos proponen 10 medidas para enfrentar la crisis, entre las que destacan complementar el Ingreso Básico de Emergencia con la entrega de un Bono contra el Hambre que podría materializarse en la forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos a toda la población en situación de pobreza extrema por un período de seis meses, equivalente al 70 por ciento de la línea de pobreza extrema regional.

Sus otras sugerencias son “reforzar los programas de alimentación escolar”, “apoyar las iniciativas de asistencia alimentaria de las organizaciones de la sociedad civil”, “asegurar la financiación, la asistencia técnica y el acceso a insumos y mano de obra a los agricultores y pescadores artesanales”, “impedir que los mercados mayoristas y minoristas y las agroindustrias se cierren o disminuyan sus operaciones” y “expandir y garantizar el funcionamiento de los programas de apoyo a la producción de autoconsumo”.