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Celebran el natalicio 250 de Beethoven con concierto masivo

El concierto de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) para conmemorar los 250 años del natalicio de Ludwig van Beethoven fue tan atípico, como masivo.

Un espacio construido para espectáculos deportivos o música pop se convirtió ayer en la sala de conciertos de orquesta más grande de la ciudad. Excepto por algunas butacas vacías, la Arena Ciudad de México, ubicada en la demarcación Azcapotzalco, logró el lleno total prometido por las autoridades. Casi 9 mil almas, aunque parecía que no se iba a lograr.

La cita era a las y, apenas cinco minutos antes, había escasamente la mitad del aforo. Se dieron 15 minutos de tolerancia, y el concierto inició con medio público. Pero a pesar de que los intérpretes dirigidos por el maestro Scott Yoo ya se hacían escuchar, la gente continuó entrando sin importar que el concierto hubiera comenzado.Pasada la media hora eran pocos los sitios libres, y la gente dividía su mirada entre el escenario y las seis pantallas: tres al frente y tres al centro de la Arena.

Mientras la Orquesta, acompañada del Coro Universitario de la UNAM, interpretaba la Novena Sinfonía de Beethoven, el olor a palomitas invadió la enorme sala. El sonido de algún teléfono celular hizo presencia junto con los aplausos del público, a pesar de que se pidió ex profeso guardarlas ovaciones para el final.

La atención de los asistentes se centró en el tercer movimiento de la Sinfonía por las voces de la soprano María Katzarava, la mezzosoprano Carla López-Speziale, del tenor Dante Alcalá Abel y el bajo Carsten Wittmoser quienes galardonaron la tarde.

La Novena Sinfonía de Beethoven, Patrimonio de la Humanidad por la ONU desde 2001, fue compuesta entre 1822 y 1824, en la última década de vida del compositor cuando estaba completamente sordo. Destaca por ser la primera pieza que incluyó el coro como instrumento musical.