La policía francesa encontró siete colillas de cigarrillos en los andamios de restauración donde surgió el fuego que devastó parte de la cubierta de la catedral de Notre Dame de París el pasado día 15.
Algunos de los obreros que trabajaban en la restauración de la aguja del templo reconocieron a los investigadores que, en incumplimiento de las consignas de seguridad, fumaban en los andamios.
Pese a ello, los investigadores apuestan más por la hipótesis de que el incendio se debió a un cortocircuito, según «Le Canard».
En ese sentido, revelan diversas irregularidades con la instalación eléctrica, en concreto, en el tendido para alimentar un juego de campanas que se encontraba en la aguja y otro bajo la misma, y que recorría el envigado de madera de la catedral.
Ese dispositivo fue autorizado, de forma provisional, en 2012 a petición de los clérigos de Notre Dame durante las obras de renovación de los campanarios principales, con el objetivo de electrificar esas campanas para que pudieran sustituirlas.
Sin embargo, siempre según «Le Canard», nunca fue sustituido, seguía utilizándose y sobre él se instaló el andamiaje para la restauración de la aguja.