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Rusia afirma que no tuvo más opción que invadir Ucrania

La denominada «operación militar especial» por el Kremlin se realizó para proteger a los rusos que viven en Donetsk y Lugansk, y para eliminar las amenazas a la seguridad rusa que supone la alianza militar de la OTAN, dice el canciller ruso, quien también denuncia una campañas de rusofobia y sostiene que con la imposición de sanciones, Estados Unidos y la Unión Europea le declararon la guerra económica a Rusia.

“Estoy convencido de que cualquier Estado soberano y que se precie de comprender su responsabilidad con su pueblo haría lo mismo en nuestro lugar”, dijo este sábado en el pleno de la Asamblea General el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia con respecto a la operación militar de su país en Ucrania.

Sergey Lavrov intervino en la quinta jornada del debate general de alto nivel del órgano deliberativo para afirmar que dada la incapacidad de los países occidentales para negociar y la guerra del gobierno ucraniano contra su propio pueblo en el este de su territorio, Rusia no tuvo otra opción más que lanzar su “operación militar especial”.

El canciller ruso explicó que la operación iniciada por su país el 24 de febrero pasado se llevó a cabo para proteger a los rusos que viven en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, además de eliminar las amenazas a la seguridad rusa creadas por la alianza militar de la OTAN, que son constantes desde 2014, tras el golpe del actual régimen de Kyiv.

Al hablar de los referéndums de este fin de semana en Donetsk, Luhansk y Kherson para decidir si pasan a ser parte de la Federación de Rusia, Lavrov argumentó que el propio presidente ucraniano Volodimir Zelenski le había dicho a los habitantes de esas regiones que si creían que estarían mejor en Rusia, salieran de Ucrania y se fueran a ese país.

“La gente simplemente está haciendo lo que se le instruyó”, acotó.

Señaló que las crisis en torno a la guerra están creciendo y que la situación internacional se deteriora rápidamente y acusó a los países occidentales de socavar la confianza en las instituciones internacionales y alentar las tendencias negativas en las Naciones Unidas en lugar de abrir un diálogo honesto y comprometido.