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“No dejemos a nuestros muertos en el olvido”

La gente ha dejado de celebrar el Día de Muertos. Quizá la pérdida de familiares por la pandemia de Covid-19 afecte a las personas su visión de la muerte y el paso al más allá, dice Guadalupe Martínez, comerciante de productos para este festejo.

Instalados desde el 16 de octubre en el estacionamiento del mercado de La Cruz, señala que las personas no han acudido de manera masiva a comprar lo necesario para sus altares. “No hay que dejar que nuestros muertos queden en el olvido”, dice.

Pone como ejemplo a una conocida que perdió hace dos años a una hija y meses después a su esposo. Apunta que esa experiencia dejó a la mujer sumida en la tristeza, sin ganas de vivir. La muerte de un ser querido cambia para siempre la visión que se tiene de esta tradición.

“En el momento en que ellos, nuestros seres queridos fallecen, hay que seguir la tradición, porque nuestros difuntos no desaparecen cuando les ponemos la ofrenda, porque los tenemos presentes”, asegura.

En el lugar los puestos y sus encargados esperan que los compradores mantengan viva la tradición de recordar a quienes ya se fueron de este plano existencial. Quienes así lo hacen observan los productos, preguntan precios y se marchan, con la promesa del “ahorita regreso”.

En el puesto de Guadalupe la mayoría de los productos son los tradicionales. Son pocos aquellos que hacen alusión al Halloween. “La gente sigue prefiriendo Día de Muertos”, afirma la vendedora.

Pone como ejemplo una decoración de la fiesta estadounidense que ocupa una esquina de su puesto. Afirma que desde hace tres años los ofrece y a la fecha no se puede vender.

“Casi la gente ya no busca cosas de Halloween, dicen que no se festeja, es el Día de los Fieles Difuntos. A mí me gusta más el Día de Muertos”, dice.

Con 35 años dedicándose a la venta de estos productos, asegura que hace un año las ventas fueron mejores, a pesar de que aún se estaba en los momentos más álgidos de la pandemia por el Covid-19 y que por razones sanitarias las autoridades restringieron los días dedicados a la venta de Día de Muertos.

“No entendemos el porqué [de las ventas menores este año] si en este año hubo más difuntos que hace un año. Mucha gente, creo, ha perdido la tradición de Día de Muertos. El mercado está muy solo. A lo mejor también por la obra que están haciendo también en la calle (de Gutiérrez Nájera, donde están colocando piso nuevo) yo creo que nos afecta”, comenta.

Guadalupe dice que se animó a vender estos productos al ver a sus cuñadas que se dedicaban a la elaboración y venta de las tradicionales calaveras de azúcar y de los alfeñiques. La preparación corre a cargo de la familia que desde meses antes se prepara para la venta.

“El alfeñique lo comenzamos a trabajar en mayo, porque tenemos que decorar, tenemos que hacer la masa para poder hacer platos, enchiladas, tacos dorados, todo lo que se pone en un altar. Después, siguen los estuches para meter la calavera de chocolate. Después hacemos el azúcar. Es un mes antes de venderlas, decorarlas y empaquetarlas”, explica.

Las calaveras de azúcar en el puesto de Guadalupe destacan por los diseños. El colorido de las piezas se distingue por ser creaciones únicas, como las calaveras de Frida, con trenzas y tocado de flores, o las que tienen bigotes.

Dice que también una pieza que les han pedido son los esqueletos y calaveras de perritos, que llaman la atención por el cuidado de los detalles y la gracia de los canes.

La mayoría de quienes se acercan a los puestos son mujeres, de mediana edad o mayores. Algunas llegan a preguntar qué se necesita en especial para la ofrenda y altar de Muertos. Guadalupe les da una lista de los artículos que deben colocar en el altar.
Explica que parte esencial es el incienso, un plato de sal, agua, flores, la luz y un espejo, además de papel picado. Con excepción de las flores naturales, todo se encuentra en el puesto.

Precisa que el gasto promedio para colocar un altar de Muertos es de 750 pesos, pues además de la decoración, hay que colocar la comida que gustaba a los difuntos.

Para evitar la aglomeración de personas, dice, cuando llegan a comprar tratan de despachar lo más rápido posible, aunque algunas clientas puedan demorar más de 15 minutos en hacer la compra, pues el puesto, en sí, llama la atención a la vista y la gente pueda demorar algunos minutos observando todo el surtido de artículos.

El año pasado, indica, los anafres y el copal fueron de los productos más vendidos, además de las calaveras de azúcar. Este 2021, la gente busca más los adornos para las casas, aunque en volumen llevan pocos, apenas dos o tres. Las calaveras y los artículos para las ofrendas, como las veladoras, se venden más conforme se acerca el 1 y 2 de noviembre.

Guadalupe agrega que la gente no debe olvidar a los fieles difuntos, ya que es muy bonita esta tradición mexicana. “Hay que ayudarles a pasar el camino, ponerles sus ofrendas, para no olvidarnos de ellos, y que el día que a nosotros Dios nos mande llamar que ellos también nos ayuden a pasar al otro lado”, expresa.