Hace unos meses, el artista Rubén Ortiz Torres (Ciudad de México, 1964) diseñó para una compañía de agua embotellada una etiqueta con la imagen de “Macho Mouse” (1991), una de sus pinturas tempranas en las que resignifica la figura de la caricatura a partir de reapropiarse del elemento icónico. La pintura se exhibe en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y la botella se compra en cualquier tienda.
El ejercicio muestra cómo el artista pone en un mismo nivel la llamada alta cultura con la popular, saca el museo a la calle o viceversa. Transforma objetos ajenos al arte.
«Existe el espacio público y el museo, y los junto”, señaló.
De ello da cuenta la primera retrospectiva de Ortiz Torres en el MUAC, titulada Customatismo. Sin seguir un guion cronológico, se evidencian las obsesiones temáticas del artista que fue alumno de Luis Nishizawa y Gilberto Aceves Navarro.
Una de las características del trabajo de Ortiz Torres es la apropiación de materiales, técnicas u objetos de la industria y la cultura popular para sacarlas de su contexto original y reinterpretarlas en el campo artístico. Personaliza, dice, objetos populares.
Presenta además obras hechas con pintura para autos. Una serie de cuadros donde ocupa técnicas y materiales industriales en una suerte de arte minimalista. Destaca la “Lo que se ve no se pregunta” (2015), un universo infinito pictórico, o “Pintura indéxica (Bling Bang 2)” (2012), que la gente puede tocar para dejar huella con su temperatura corporal.
“Los efectos que se logran con esta pintura no se han visto en el arte, tiene una transparencia y dimensión mayor. Las pinturas tienen un brillo, nunca había visto esto en la pintura contemporánea, pero es cierto que las técnicas para pintar los coches tienen un precedente en la pintura veneciana”, dice quien tiene obra en colecciones del MoMA y el Museo Metropolitano, de Nueva York, y el Reina Sofía, de Madrid.
¿QUÉ MÁS?
La obra está en colecciones del Museo del Condado, el Museo de Arte Contemporáneo, de Los Ángeles; el Museo de la Fotografía en Riverside, California, y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, en México.