La economía argentina sigue destilando datos negativos. El desempleo subió al 10,1% en el primer trimestre de 2019, y en ese mismo período la actividad cayó un 5,8% respecto al primer trimestre de 2018, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La recesión iniciada en abril del año pasado no amaina y ha causado la pérdida de 220.000 puestos de trabajo, además de agudizar el problema del subempleo: casi el 25% de los trabajadores se encuentra en esas condiciones. Del informe del Indec se deduce que entre desocupados y ocupados en malas condiciones, casi cinco millones y medio de personas buscan trabajo en estos momentos.
El desempleo ha alcanzado su nivel más alto desde 2006, cuando fue del 10,3%, y ha subido un punto desde el 9,1% registrado en el primer trimestre de 2018. El Indec subrayó como relevante el descenso del número de asalariados y el aumento de los trabajadores por cuenta propia, entre los que destacan los dedicados al servicio doméstico. Los principales afectados por el desempleo son hombres y mujeres de entre 14 y 29 años de edad, y los sectores donde se pierden más puestos de trabajo son la construcción, la industria y el comercio. El aumento del desempleo no se debe tanto a la incorporación de jóvenes al mercado de trabajo, como a la acumulación de despidos por cierre empresarial o reducción de plantilla. Estos datos del Indec no incluyen el mercado laboral agrícola, cuyas estadísticas se confeccionan de forma separada.
Son datos muy malos para el gobierno del presidente Mauricio Macri, ya lanzado a la carrera electoral para lograr la reelección. Como con la inflación, de la que dijo que era “fácil” vencerla antes de llegar a la Casa Rosada, le persiguen las declaraciones sobre empleo que realizó durante la campaña electoral de 2015: dijo que la creación de puestos de trabajo constituiría “la prioridad” de su mandato.