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La fotógrafa vaticanista Maria Grazia Picciarella, que conmocionó al mundo 

Con 15 años de cubrir la historia del Vaticano a través de su cámara fotográfica, siendo una novata, y con sólo un año de experiencia como fotoperiodista, llamó la atención de las agencias internacionales, de los periódicos italianos y de otros países por la transmisión que poseen sus imágenes en la etapa final del Papa Juan Pablo II, capturando lo que no se ve, pero que ella con su sensibilidad, su intuición y su pasión ha logrado colocarse como un referente visual vaticanista.“Me compro la óptica necesaria para poder cubrir el Vaticano, recuerdo la primera vez que estuve con Juan Pablo II, era noviembre, una misa, ha sido una emoción increíble para mí, cuando regreso a la oficina, decía, he fotografiado al Papa, no lo puedo creer, y no sé que sucede que Juan Pablo II miraba a mi objetivo, me miraba a mí, por qué, era una emoción surreal, muy fuerte pero muy bella que, le he dicho a la agencia, yo voy hacer el Vaticano”.
¿Cómo fue estar afuera del Hospital Gemelli, cuando Juan Pablo II se encontraba ahí?–Recuerdo en el Hospital Gemelli, estaba todo el mundo, escuchaba hablar todas las lenguas, era algo muy extraño, era como caminar en las páginas de un libro de historia, yo estaba muy entusiasmada, me encontraba en una situación como catapultada en algo más grande que yo, trabajaba igual que los demás, recuerdo en la portada del periódico el Corriere della Sera, publican mi fotografía, me habla una amiga para decirme esto, y era muy extraño, estando todas las agencias internacionales.Sus iniciosMaría Grazia Picciarella, originaria del sur de Italia, comenzó estudiando psicología, su abuela Antonietta fue la que se encargó de cuidarla, y fue ella quien la empujó a cubrir y estar documentando el Vaticano.“Mi abuela adoraba a Juan Pablo II, y cuando ella muere, yo comienzo con la fotografía, y es como si ella me dijera, debes de estar ahí, es algo muy personal, porque empezaban a pedir mis fotos y yo decía que era mi abuela la que me empujaba para estar ahí, y yo lo he entendido como un mensaje”.
¿Cuáles son los momentos que más te han marcado en tu vida como fotoperiodista?–La última aparición de Juan Pablo II, ha sido un momento muy fuerte, no podía hablar por la enfermedad, pero había una comunicación con los fieles, no le importaba mostrar su sufrimiento, y estaban ahí sus fieles con generosidad, la elección de Ratzinger, porque yo no veía si la fumata era blanca, pero cuando dicen su nombre para mí ha sido bellísimo porque me ha traído suerte, primero con el hospital Gemelli, luego con la veglia en Pascua, y después con todas mis fotos que andaban por todo el mundo.–Me recordó mucho a los mexicanos, siempre son tantos y cantan todo el tiempo, retrataba la alegría de los fieles, porque Ratzinger era el brazo derecho de Juan Pablo II, había mucho entusiasmo.