“El Caballito siempre será amarillo”, ataja el escultor Sebastián al referir que el color blanco que lució en días pasados fue parte de una intervención que se le hizo para remozar el tono original dañado por el sol y la concentración de gases tóxicos de su alrededor.

La escultura ya recobró el tono brillante que la identifica, y su estado es estable. En entrevista el escultor –quien este año celebra medio siglo de trayectoria artística– asegura que la pieza no presentó mayores daños, y después de una revisión de toda su estructura, se decidió atender sólo la capa de pintura con aparente óxido.

Las placas de acero que le dan forma se encuentran en buen estado, y la oxidación visible desde el exterior era decoloración de la pintura, precisa el artista, quien en 1992 colocó frente a la Torre El Caballito esta pieza que, además sirve como filtro para los vapores producidos por el drenaje profundo de la zona.

“El color amarillo, que está patentado como amarillo caballito, lo había perdido por el sol, la exposición a gases de azufre, el gas que sale del drenaje profundo que se condensa y se vuelve muy ácido. Pero todas las obras urbanas requieren de mantenimiento. La gente se espantó porque primero lo pintaron de blanco, pero era el primer que hace más brillante el amarillo”, recalca al precisar que la intervención la coordinaron los dueños de la Torre Caballito y la empresa de pintura Comex.

Hace más de una década, la escultura fue sometida a trabajos de mantenimiento mayor en su interior. En ese entonces, recuerda Sebastián, fue necesario cambiar algunas placas de acero que por dentro tenían corrosión. También se sustituyeron los tres filtros purifican gases del drenaje.